Search
Program Calendar
Browse By Day
Browse By Time
Browse By Person
Browse By Room
Browse By Track
Browse By Session Type
Search Tips
Virtual Exhibit Hall
Personal Schedule
Sign In
La historia de Guille/Pablo, contada en primera persona pero de una forma disfrazada de impersonal, no cuenta la apoteósica revelación del heroísmo del personaje o de la colectividad como se espera de las novelas de la guerra; particularmente cuando se habla de las guerras en los países del Istmo. La novela El perro en la niebla (2007) del poeta salvadoreño Roger Lindo, discurre sobre lugares comunes de la ficción centroamericana: la revolución y el amor, pero con un objetivismo a distancia. El lector asume que lo que tiene en las manos en una novela más sobre el conflicto armado contado en la voz de uno de sus actores. Y así es, pero aquí, Lindo torció el realismo testimonial y fácil de primera mano y lo relegó a segundo término, desarrollando a un personaje, “guerrillero”, cuya ideología no es la ordinaria, no pontifica tratando de integrarnos a su verdad, porque no es su intención cambiar nada. Se vislumbra en esta novela, a mi modo de ver, a un nuevo “guerrillero”, pero éste va armado del cuestionamiento y de la duda. Ya Alexandra Ortiz Wallner había discernido sobre la representación de la novela y vio allí la novela de los desplazados; aquella gente que por diferentes circunstancias, de manera directa e indirecta, vieron alteradas sus existencias debido al conflicto armado. Guille/Pablo y su amada Ana Gladys son arrastrados por la vorágine como tantos otros, y se convierten en militantes casi por causalidad; la vuelta de tuerca es que Roger Lindo elige distanciar a Guille/Pablo de lo que para otros es trascendental en una novela de la guerra.