Search Tips
Virtual Exhibit Hall
El concepto-metáfora asociado en los estudios caribeñistas al personaje de Caliban, el sirviente de Próspero en el drama La tempestad de Shakespeare, muda de significados según el autor que lo interprete. Desde Ernest Renan en Francia, pasando por José E. Rodó en Argentina, hasta Roberto Fernández Retamar en Cuba –en un momento clave de la ideología política de la Isla– los análisis extraídos fueron evolucionando en direcciones inimaginables en época de su autor.
La «Escuela de Caliban», a la que pertenece el crítico y poeta cubano, más otros reconocidos intelectuales caribeños como George Lamming, Aimé Césaire, Kamau Brathwaite y otros, colocan sobre los hombros de Caliban el peso de la crítica anticolonial. Sin embargo, por válidas que resulten las reinterpretaciones y reescrituras del personaje para ejemplificar sus teorías, sucede que acomodan con frecuencia –más evidente en Lamming o Retamar– el texto a sus exégesis en vez de suceder en sentido contrario. El afán de dotar de simbolismo –y de paso hacer mella en la educación colonial recibida, encarnada en el escritor denominado el centro del canon occidental– a su crítica poscolonial no justifica los malabares interpretativos detectados. De esta forma, he analizado cómo se ha tergiversado el drama original para extraer de él sentidos buscados de antemano, sin que esto signifique una crítica al pensamiento colonialista, simplemente una al juego retórico emprendido con este concepto-metáfora.