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La Constitución Política Peruana indica que el régimen penitenciario tiene por objeto la reeducación, rehabilitación y reincorporación del penado a la sociedad. Para la ejecución de estos propósitos el tratamiento penitenciario considera dos ejes clave en torno a los programas educativos y los talleres laborales. No obstante, el desarrollo de estos dos pilares reproduce una serie de desigualdades en torno al género, el nivel educativo y la ubicación territorial que, según determinados autores (Matthews, 2011; Hernández, 2017), tiene como principal causa al hacinamiento de las prisiones latinoamericanas. Es así como, a partir del I Censo Nacional Penitenciario de Perú (INPE, 2016), nos proponemos comprobar la hipótesis del hacinamiento como factor clave del fracaso de la resocialización penitenciaria y la reproducción de las desigualdades en torno al género, la educación y la ubicación territorial. Finalmente, tomando en cuenta el concepto de violencia estructural (Galtung, 1979; Farmer, 2004), cuestionamos el desarrollo de la resocialización penitenciaria el cual busca socializar sujetos que nunca fueron socializados dada su permanente condición de excluidos (Barcinski, Daiana, Valentim, 2017). El fracaso de la resocialización se comprueba en el caso peruano pues, según nuestra investigación, el hacinamiento no constituye una variable fundamental para el acceso a los programas educativos y laborales. Ello porque los programas de resocialización y tratamiento penitenciario reproducen la violencia y desigualdad estructural manifiesta en otras realidades de nuestra región.