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Virtual Exhibit Hall
Esta ponencia pretende describir la relevancia de los dispositivos impresos relacionados con la mercadotecnia cinematográfica en la consolidación de los imaginarios sobre las regiones en México, durante la edad de oro de su cinematografía. A partir de la noción de “centro” como un lugar (en este caso, la ciudad de México) que funciona como “un aparato institucional de poder que toma decisiones” y emite “un conjunto de discursos culturales ‘nacionales’” (Jeffrey Rubin, 2003: 125), me detengo en el caso de Yucatán como paradigma de la contradicción surgida en el discurso nacionalista. Éste se debatía entre integrar a una zona geográfica aislada e históricamente reacia al centralismo del gobierno federal y, al mismo tiempo, aprovechaba la exclusión de la que Yucatán había sido objeto. Al remarcar sus diferencias culturales e incluirlas en los discursos provenientes de la capital, se fortalecían las ideas sobre la diversidad y la pluralidad impulsadas en el periodo posrevolucionario.
Mi análisis se centra en los carteles y fotomontajes de tres películas cuyas tramas transcurren en ese enclave de la península mexicana: La golondrina (Miguel Contreras Torres 1938), La noche de los mayas (Chano Urueta 1939) y Deseada (Roberto Gavaldón 1951). Me interesa detenerme en las políticas de la imagen y cómo la reiteración de la zona arqueológica de Chichén Itzá, como símbolo abarcador de toda la región, encarnaba la contradicción antes formulada: su exotización y, simultáneamente, una función didáctica relacionada con la riqueza cultural del país.